¿Jugar en un grande de México o entrenar en Europa? | Opinión

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Con la Llegada de Miguel Layún al fútbol Europeo fichado por el Granada de España, -quien lo cedió al Wattford de la segunda división inglesa- la lista de mexicanos en Europa engorda aún más, pero no así los minutos jugados.

Me hes difícil de entender las razones por las cuales los jugadores mexicanos tienen una obsesión con estar en Europa, aún no sumen minutos de juego. Seleccionados nacionales como Diego Reyes, Raúl Jiménez, Javier Aquino e inclusive el mismo Javier Hernández han sido relegados eternamente a la banca. Así es, los mismos que la rompían en sus clubes de México, titulares indiscutibles y en algunos casos los jugadores más valiosos, no son tomados en cuenta para sus entrenadores.

El técnico de la Selección mexicana ha dejado fuera a Diego Reyes por su nula actividad con el Porto, una gran promesa para la selección ha quedado estancada y no sabremos hasta cuando pueda explotar. Posiblemente en algún club mexicano sería titular y en una de esas hasta capitán.

Considero que los jugadores deberían de pensar más en sus minutos de juego, antes de pensar en el nombre o la fama del club en el que jugarán, ojo que no estoy diciendo que se vayan a jugar a algún equipo de tercera con tal de jugar.

Respecto a la contratación de Miguel Layún, me parece un rotundo error. El mexicano PERO con nacionalidad europea había concluido un excelente torneo, y creo que si hubiera esperado seis meses más con otro torneo igual, el club sería diferente. De vincularlo con el Inter de Milán a llegar al Granada de España -quien lo cedió al Wattford- me parece que el fútbol europeo a menospreciado y abofeteado a los futbolistas mexicanos.

 No hace mucho el Tenerife anunció la salida de Ulises Dávila, el jugador declaró que le habían faltado al respeto, tal y como el Manchester  lo hizo con Chicharito, en quien solo veían un símbolo de dólares, el mexicano no acumulaba dos partidos completos pero no encontraremos una campaña de publicidad en la que no apareciera su rostro.

En Fin, esta es mi opinión y me gustaría que la respetaran, pero no así la compartieran, ojalá que podamos discutir como personas pensantes.